Torres de Medina
Se encuentra situado a 3 kilómetros de Medina de Pomar por la carretera de La Cerca.
Su nombre incita a pensar que podría tratarse de un punto fuerte en los años de la repoblación. La primera vez que se documenta esta población es en el año 1007; el conde Fernando Ermenegíldez y su hermano Muño, agregan al monasterio de San Millán de la Cogolla el de los Santos Emeterio y Celedonio de Taranco con todos sus bienes, entre los que se cuentan “in Torres, tertia parte”. No volvemos a tener noticias de Torres hasta el S. XIV, en el Libro Becerro de las Behetrías, donde se dice que "este logar es solariego de muchos sennores", pertenecía entonces a la merindad de Castilla Vieja. Después estaría incluido dentro de la Junta de La Cerca.
El núcleo urbano se encuentra a la izquierda de la carretera y a su derecha sólo hay un par de casas y a unos 300 metros encontramos la ermita de Nuestra Señora de Torres, que conserva de la época románica el ábside y el tramo recto del muro y la imagen titular del S. XIV.
Son de interés algunas casas armeras, como la de los Hierro o la de los Álvarez, cuyo romántico blasón de jarra de plata con tres azucenas en campo de gules, se muestra en las fachadas de su casona. En el centro del pueblo hay una casa que los vecinos llaman “La Torre” formada por un cuadrado de 10 m de lado, con varias saeteras, un ajimez y una ventana de arco apuntado.
Su iglesia parroquial de San Andrés, aunque de apariencia sencilla, guarda en su interior un verdadero tesoro artístico: el retablo de su altar mayor. Se trata de uno de los mejores retablos góticos salidos de la escuela Castellana del primer tercio del S. XV que se conservan en la provincia. Está compuesto por tres órdenes de tablas, las del primero de forma casi cuadrada y las de los dos superiores más rectangulares. Todas están orladas por arcos conopiales que se rematan con doseletes calados de ojivas góticas, las cuales cobijan tablas con imágenes de santos en los cuerpos superiores y en el inferior, escenas de la Pasión de Jesús. En el centro del retablo, una imagen de San Andrés, barroca del S. XVIII lo preside. Los dos cuerpos superiores están protegidos por un guardapolvo con los blasones de los Fernández de Velasco.
Una cruz procesional de gajos del S. XVI, un Cristo en la Cruz de principios de dicho siglo, recubierto de piel de becerro y que llena un retablo rococó de madera cruda, entre otros objetos, completan y justifican una detenida visita.
En el llamado lugar de San Pedro se alzaba la ermita dedicada a este santo que hoy esta desaparecida. Sobre el río Salón, se levanta un puente peatonal y una presa de 1871 de la que toma agua el canal que riega las huertas de Villacomparada y que movía varias piedras de moler. Efectivamente, en Torres se conserva el molino comunal, en buen estado, con dos piedras que molían todo el año.
Sus fiestas se celebran el primer fin de semana de septiembre, la Natividad de Nuestra Señora.